15/2/14

La libertad


Párese el río y cesen sus rumores;
no dé el rosal su rosa conversada;
no hable la bandera sus colores,
quédese la estación estacionada.

Muera el árbol. No se alcen los alcores
y el sabio ruiseñor no diga nada;
la luz no rectifique sus fulgores,
desembárquese el agua ya embarcada.

El sol suspenda su divina serie;
endurézcase el viento, y no lo diga
y el ancho cielo deje la intemperie.

No hable la voz sus altas soledades
¡que la patria dejó de ser amiga
y están sin libertad sus libertades!


(Bogotá, 1948)

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