
Caricatura de Rendón (1926), coloreada por Carlos Vidales (2008). Según recordaba el poeta, la amistad con el caricaturista Rendón estuvo siempre marcada por diferencias de carácter que conducían a veces a disputas pasajeras. Durante uno de esos desencuentros, Rendón quiso molestar a Vidales y lo dibujó como un sapo. Cuando vió la caricatura, ya publicada, Vidales soltó la risa y le dio las gracias al dibujante en estos términos: "Tienes toda mi gratitud, porque como dice Walt Whitman, el sapo es una obra maestra de Dios". Rendón soltó la carcajada y ambos amigos se reconciliaron... hasta la siguiente pelea.